A veces no somos conscientes de nuestros sentimientos, de cómo nos sentimos con nosotros mismos.
Tampoco le prestamos atención a lo que el cuerpo necesita, y peor aún a lo que nos está pidiendo.
Te presento el día a día de una persona que no se cuida, que no se alimenta bien, las consecuencias que eso conlleva.
Un junio cualquiera….
Hoy es uno de esos días en que te levantas, te preparas tu desayuno, normalmente unas tostadas con mermelada y un café con leche ¿puede ser?
Y llega la hora de vestirse:
- No, no puede ser, no me abrocha el pantalón, pero si el verano pasado podía ponérmelo perfectamente.
- Si se me sale el michelín por encima del pantalón. Uff yo así no salgo… venga, va, ¿Cómo no vas a salir?
Buscas algo en el armario, rebuscas más bien, algo que te pueda tapar aquél desastre.
Una camiseta, nada … ¿una blusa? nada
- ¿No tengo nada que disimule esto?
Tu cabeza no deja de recordar lo que comiste el día anterior:
- Seguro que son las tostadas de esta mañana, o la pizza de ayer…
- O son las lentejas con chorizo, si, debe ser, las legumbres engordan mucho, o eso dicen.
- O la barbacoa del fin de semana pasado
- Uff yo creo que al final va a ser todo, sí, seguro que es eso. Tengo que empezar a ponerme a dieta. ¡Y encima ya empieza el verano!
- Pero ¿qué dieta?, ¿a quién acudo? Voy a echar un vistazo por internet…
- ¿Pierde 5 kilos en una semana? Wow, eso es demasiado ¿no? No puede ser saludable… Que cantidad de información, no sé por dónde empezar.
Decides ir al médico:
Te pesa y te dice: que te mandará unos análisis para ver tus niveles de colesterol, pero mientras, te saca una hoja del cajón, la misma para todo el mundo con las pautas que tienes que seguir. Básicamente esto:
Todo a la plancha, verduras hervidas y todo light.
Decides ponerte en marcha, pero a la vez según pasa el día te vas dando cuenta que en los últimos meses andas muy cansada, no te sientes con la energía que tenías antes, esto, que tú lo achacas a una temporada mala, viene derivado de una alimentación poco saludable, de comer lo que pillas cuando lo pillas. De descontrol en las comidas.
Día 2:
Hago la compra, mucha verdura, pescadito blanco que me han dicho que el azul tiene grasa, carne blanca, de cerdo no, que dicen que engorda mucho.
Legumbres nada, eso tiene que añadirme kilos.
Empiezas a preparar comida, al final te has decidido por un filete de pechuga de pollo a la plancha, sin sal por supuesto, acompañada de unas judías verdes al vapor.
Y ahora, preparo la de mi pareja y/o mis hijos, porque claro, ¿cómo van a comer esto? Si esta comida es muy aburrida y sosa. Mejor les preparo unos macarrones con salsa boloñesa.
Vale, ya está, terminado. Ahora toca comer y mientras lo haces piensas: que ricos deben estar esos macarrones, se ven deliciosos y yo comiendo esto.
Y pueden pasar dos cosas, una que te quedes con las ganas de comértelos, lo que te ocasiona frustración y más adelante ansiedad, y otra que te los comas, lo que te traerá remordimientos y sentimientos de haber tirado todo por la borda.
Varios días después:
Tus pensamientos son: Estoy harta de esta dieta, esto no es comer, que aburrimiento. Todo soso, todo light. Varias comidas que hacer, porque cada uno come una cosa diferente. Y encima el trabajo, por si fuera poco. No tengo tiempo de hacer tantas comidas. Nada, lo dejo, total, no veo resultados…
Pero tienes cita con el médico, los resultados de los análisis lo dicen claro, colesterol alto, con lo que conlleva:
- Mayor riesgo cardiovascular
- Mayor riesgo de sufrir un infarto de miocardio
Decides que no puedes dejarlo, que tienes que pedir ayuda. Alguien que te dé unas pautas personalizadas, que sea una comida rica y deliciosa. Que no tengas que estar cocinando varias comidas al día, porque con el poco tiempo que tienes, eso es imposible.
Te enseño cómo equilibrando los 4 pilares de tu vida (mente, cuerpo, hogar y espíritu) alcanzarás un estado en el que tu mente está en calma, recuperas el equilibrio, tu tiempo y el control de tu vida.
Ya no estarás desbordada, estresada ni sentirás que te has olvidado de ti misma.