Después del anterior relato, cuando apareció el problema, esa mujer que pidió ayuda para empezar una alimentación saludable y empezar a cuidarse. Ha encontrado ya numerosos beneficios:
Ya no se aburre con las comidas, y son mucho más sabrosas.
Se ha dado cuenta, por fin, que la frase “estar a dieta” no debería existir, o al menos que no deberíamos creer que eso significa no comer. Que la clave está en comer sano, llevar una alimentación saludable. Conseguir unos hábitos alimenticios y un estilo de vida saludable. Porque una dieta empieza y acaba, tiene un principio y un final. Pero los hábitos o el estilo de vida son para siempre, por lo que es mucho más fácil de mantener porque ya forman parte de ti.
Desde que empieza a aprender a comer, como le va enseñando el experto, no ha vuelto a pasar hambre y tampoco ha vuelto a tener ansiedad, y si la tiene, sabe cómo mitigarla. Se ha dado cuenta que comiendo más de lo que comía cuando ella se puso a dieta le ha hecho que esa ansiedad no vuelva, al menos, tan a menudo. Y ¡ha bajado de peso!. Parece increíble que comiendo más que antes se pueda perder peso.
¿Y los remordimientos? Ya no hay, ya no aparecen. Sabe que comer es un placer, que puede disfrutar comiendo, y lo mejor es que puede hacerlo en cualquier momento. Da igual que sea en su casa, en casa de familiares, o cualquier evento social. Ella sabe que después retomará con ganas. Y que esos “excesos”, por llamarles de alguna forma, no suponen ningún problema, porque serán una especie de recargas, una recompensa. Y tampoco se resentirá su cuerpo ni su salud.
También se ha dado cuenta que tiene más tiempo para ella, para su pareja y/o hijos. Al no tener que cocinar varias comidas, ese tiempo que antes empleaba de más, lo puede disfrutar. La organización y planificación están dando frutos. Hasta lo está notando en la economía, porque antes, tenía que comprar mucha variedad a la vez para preparar varias comidas distintas, por lo que sobraba muchas veces comida y acaba en el fondo del cubo de la basura.
Empieza a verse bien, está feliz cuando se mira en el espejo, se reconoce e incluso cree que hace mucho tiempo que no se ve tan bien como está ahora. Ahora sí le gusta arreglarse. Ya no tiene el problema de antes, cuando abre el armario sabe que tiene ropa que le sienta bien, aunque piensa que aún le queda camino por recorrer, o no.
Se siente feliz, se siente a gusto con su cuerpo. Ha vuelto a quererse, tiene más autoestima. Y esto, se le nota con la gente de alrededor, sí, se le nota en las relaciones sociales porque está más segura, más feliz. No tiene que estar tapándose o preocupándose de como sentarse para que la barriga no se note.
Su vida ha cambiado. Ha dado un giro de 180º. La gente se lo dice: ¡qué bien te ves! Estás genial. Wow ¿cuánto peso has perdido? Estás espectacular.
Ella se mira y sí, es verdad, estás espectacular se dice.
¿Y qué dicen los análisis? Los resultados han mejorado, ya no hay colesterol, ni triglicéridos, ni azúcar… nada de nada.
Ya no se pasa el día cansada, sino que tiene mucha más energía.
El trabajo lo lleva mejor, la casa la lleva mejor, los estudios. Consigue concentrarse mejor. Su cuerpo está recibiendo todos los nutrientes necesarios y por ello puede trabajar al 100%.
En definitiva, está feliz, y como lo está, va contándolo a todo el mundo. 🙂